Pues sí, es la semana mágica, para qué engañarnos! O también llamada la semana de las sorpresas.
Pero os voy a definir dos vías, a mi manera de ver, para la palabra sorpresa:
Bueno, es un poco exagerado e irónico. Pero, por lo que me ha tocado vivir, me llevo más sorpresas desagradables que agradables. De hecho, siempre digo en tono decepcionante “sorpresa” cuando es algo que he recibido yo.
Este viernes pasado hubo nuestra cena de empresa. Hacía dos años que no se hacía, pues no estaba yo por la labor y no soy el organizador pero si el “apoyador” y preguntaréis, ¿qué es eso de “apoyador”? Veréis que es muy fácil de entender.
Cuando me entran las ganas de fiesta, se lo digo a una compañera, la cual ha sido activada por mí, se anima y nos ponemos manos a la obra. Re
almente, lo hacemos los dos, pero gran parte del mérito se lo lleva ella por que le pone mucho más empeño que yo. Por lo tanto, digamos que ella si no tiene a alguien que la apoye en todos los trámites, pues no se pone. Pero lo tiene que ayudar. No sirve que le digan hazlo y luego si te he visto no me acuerdo, no. Tienes que decir y ayudar. Ahí entro yo en acción. Los dos años pasados, no estaba por la labor. Este año, se presentaba “tranquilo” y me animé a mí mismo para engrescarla a montar la cena. Y así dio resultado a lo que pasó este viernes.
Hay algo que me lleva molestando hace un tiempo y que he decidido parar los pies. 
Mi manera de actuar, de hacer las cosas, de trabajar, relacionarme con los demás, etc., es algo que me satisface personalmente. Pero por contra, busco ser aceptado por mí mismo en todos mis actos, principalmente, y como no, en secundario, por los demás. Me siento satisfecho cuando consigo mis retos y, hasta el momento, me siento bien cuando mucha gente quiere compartir conmigo mi tiempo, como persona y como compañero de trabajo. Pero de ahí a que mi actitud esté siempre condicionada a la opinión que tengan de mí o, mejor dicho, que realmente sea aceptado, es algo que ya no me quita el sueño.
Y de las buenas!!
Os pongo un video. Dadle al play y, aunque veáis que dura mucho, no os preocupéis, arrancará justo en el minuto exacto dónde quiero que veáis. Luego hablamos.
(Si arranca desde el principio, ponedlo sobre el minuto 29,30).
Pues si habéis llegado hasta aquí, podéis decir lo que queráis sobre el tema.
Después de muchos días intensos de estudios, vuelve a la normalidad mi vida. Sé que es poco tener dos exámenes, pero con el ritmo diario de la vida, trabajando, niños, casa, etc., se hace complicado encontrar huecos en tu agenda para estudiar y, si encima son asignaturas que no me entran, memorizar todo ese temario. Pero ya se acabó, ya…
Durante estos días, han pasado muchas cosas y debería haber escrito algo, pues ahora se me va a hacer muy pesado y largo explicar tantas. Voy a tener que ser escueto y sintetizarlo lo mejor posible.
Me duele la espalda… voy al médico.
Me duelen las rodillas… voy al médico…
Me duelen las cervicales… voy al médico…
Resultado o conclusión: Jotapé, deberías hacer ejercicio y evitarías todas esas lesiones y… bajar de peso… Y digo yo… de dónde tengo que bajar??
